Con todo el encanto de la alegría jarocha y “La Bamba” como fondo musical, 13 jóvenes veracruzanos llegaron a repartir sonrisas al Centro de Atención Especial Nueva Luz, un organismo que desde hace 34 años busca mejorar cada día el bienestar integral de las personas con discapacidad intelectual, síndrome de Down y autismo.
Fundado en 1988 por padres con hijos adolescentes que padecían estas enfermedades, algunos de ellos hoy “ya son personas cincuentonas, cuarentonas, pero siempre niños”, comenta una de sus fundadoras y columna vertebral de la institución, Juanita Cortés, quien tiene un hijo en Nueva Luz desde 1988 cuando construyeron el lugar.
Y este día, de la mano de la agencia aduanal Corporativo Enciso que cada mes aporta recursos a la institución, este grupo de jóvenes veracruzanos vino a la ciudad de México para compartir con 11 de los alumnos e internos de Nueva Luz.
“Una de las familias que nos ayuda es la familia Enciso, platicando con ellos, porque son buenos amigos, me dijeron que Sofía, una de sus hijas andaba en esto y pues acordamos que nos vinieran a dar un momento de sonrisas para nuestros muchachos”, expresó Juanita, quien junto con la directora del centro, Cristina Martínez, atienden a los 9 internos y al resto de quienes llegan a tomar atención de lunes a viernes de 9 a 17 horas.
Para los padres es muy fuerte dar el paso de dejarlos un día completo, imagínense de lunes a sábado, pero poco a poco van optando por dejarlos en este que sobre todo es un centro de convivencia, porque cada actividad que tienen ellos también nos regalan sus sonrisas como hoy lo han hecho con esta actividad que les trajeron los muchachos desde Veracruz, expresó Juanita Cortés.
Canciones, ejercicios, bailes y varias actividades más tuvieron los alumnos de este centro de atención especial, por parte del grupo encabezado por Sofía Enciso, quien manifestó que siempre es “un placer poder regalar sonrisas a estas personas que son muy especiales, y quienes, a pesar de su condición neurofísica, tienen la capacidad de hacer actividades que les generan alegría y placer”.
El Centro de Atención Especial Nueva Luz, es una asociación civil que se mantiene con una cuota de recuperación por parte de quienes tienen allí a sus familiares en cualquiera de las dos modalidades, además de que aceptan donativos porque “es muy difícil mantener el centro”, afirma Juanita Cortés.
Para poder atender a la mayoría de las personas con autismo y algunos con deterioro neurológico e hiperactividad, entre las afecciones más grandes de quienes han estado en el Centro, hace 34 años buscaron un terreno con una casona, “y ahí comenzamos este proyecto para levantar esta institución bendita, donde “cada cosa que se les hace, les ilumina su cara”, añadió.
Cada uno de los miembros del grupo “te regalan sonrisas en cada lugar que están, como en los talleres de carpintería, en el comedor; tienen su gimnasio y también se van de paseo cada mes con una salida a un lugar donde se puedan divertir”
Juanita Cortés dijo que es importante que conozca la gente la existencia de Nueva Luz y “sepan que existe por si acaso tienen un familiar que lo necesite, ojalá que no”.
El centro fue ideado como un lugar donde las personas con este tipo de deficiencias neurocognitivas pudieran convivir con dignidad, una vez que los padres ya no estuvieran, porque son chicos que ya crecieron, con edades desde 40 y 50 años que a veces, aún, no saben tomar una cuchara, como tampoco saben quedarse sentados por un periodo amplio.