Por Jorge Manrique, Rector del Colegio Jurista y director general de Gobierno de Calidad, consultoría de políticas públicas
El empresario está en la palestra. Mientras instituciones seculares como gobierno, partidos políticas e iglesia se desmoronaron ante la crisis del Covid-19 y hoy deben reinventarse o desaparecer, se detectó la enorme confianza social en el sector empresarial a nivel global.
Hoy, las empresas pueden permitir la prosperidad y la salud mientras crean y capturan un inmenso valor. Se posicionan como transformadores exponenciales de grandes desafíos como cambio climático o pobreza, por ejemplo, mediante tecnologías, modelos de negocio y trabajo en ecosistemas.
Esto deja atrás la simple mejora incremental o acuerdos sectoriales y se imponen mejores opciones para la creación de valor y la transformación en nuestro mundo.
Por ejemplo, la tierra del mundo teóricamente puede producir suficientes alimentos para eliminar el hambre. Colocar paneles solares en solo 22,000 millas cuadradas que representan el 0.6% de la masa terrestre del país, podría alimentar a todas las personas de Estados Unidos.
La inteligencia artificial, el análisis de datos, el Internet de las cosas, la automatización, las sofisticadas herramientas de colaboración y comunicación, permiten el escalado rápido y económicamente eficiente de soluciones potentes. Estas tecnologías pueden crear un impacto de gran alcance cuando se integran en los conjuntos de soluciones correctos.
Pero la tecnología es solo una herramienta. Otro es integrar un modelo de negocio exponencial. Es decir, una estrategia efectiva para el desarrollo, implementación, innovación e iteración. También se requiere trabajar dentro de los ecosistemas. Esto es, fomentar otras inversiones que hacen que sus propios productos y servicios sean más viables y convincentes.
Ahora, contrario a la idea común, la responsabilidad y la oportunidad de la innovación no recae sólo en la empresa, aunque ésta genera las oportunidades para que otros agreguen sus propias ideas, capacidades, herramientas y productos y servicios.
En los ecosistemas, en comparación con el modelo típico de cadena de suministro, el valor se crea al abrir más usuarios, aumentar el tamaño del mercado y hacer que la información y la demanda del consumidor sean más transparentes.
Los integradores cambian el juego al alinear los incentivos de la cadena de valor hacia mejores resultados y experiencia con menores costos totales.
La alineación de incentivos y la integración tecnológica son parte de este nuevo modelo de negocios en los que los empresarios asumen el rol de transformadores sociales.
El primer paso para generar empresarios transformadores, los que demanda la sociedad, es un cambio en la mentalidad de las empresas sobre las soluciones. Las empresas deben imaginar cómo la solución de las crisis globales puede ser viable para el consumidor, dejar de centrarse sólo en el crecimiento a corto plazo para entregarlas al mercado y examinar cómo ellos y su industria contribuyen a la mitigación de las crisis.
Después de todo, las crisis son oportunidades de modificar radicalmente el rol que jugamos en el mundo. El sector empresarial asume esta reconversión.