Feliz viernes a todos. Menos a las que cambian su nombre por ambición, niegan a sus padres y exigen que los demás pierdan la memoria ¡A esas no!
Mónica Caballero Garci-Crespo fue conocida cariñosamente, en Tehuacán como Monina. Por más de 30 años que usó el nombre Mónica Caballero Garci- Crespo, jamás le molestó el sobrenombre.
Pero cuando se le ocurrió aprovecharse de la herencia de la Señorita Socorro Romero Sánchez, Ya no le convino que le dijeran Monina y recurrió a la censura.
La diputada que realmente se llama Mónica Caballero Garci-Crespo, desde el 2016, cambió “legalmente” el nombre por Olga Lucía Romero Garci Crespo, quien se dice hija de Francisco Romero Bringas y María de Lourdes Garci-Crespo Rama.
Mediante un comunicado oficial, la diputada prohibió a los medios de comunicación que la llamaran Monina y, sin dar más explicaciones, compartió con los medios locales su nuevo nombre.
Recordemos que el cambio de nombre se dio en el contexto de la contienda electoral donde el pueblo tehuacanense fue terriblemente engañado por una política corrupta y ladrona más que ha padecido México.
Se dice que cuando algún reportero la cuestionaba por su nuevo nombre, respondía con arrogancia: Mi nombre es Olga Lucía Romero Garci-Crespo, pero para ti soy Señora Diputada. ¡Vaya soberbia!
Toda su familia la llamaba también Monina. ¿Será que usó el mismo tono dictatorial con sus hijos y su esposo para decirles que ya no se llamaba Monina? ¿O en confianza y en privado aún es Monina?
El respeto es un trato que se gana, no se exige, sale sólito cuando es merecido. Cambiarse el nombre a los 35 años por ambición, es otra de las acciones deplorables de Mónica Caballero Garci-Crespo.
Por eso, para propios y extraños, hoy todavía sigue siendo la Monina. Aunque quisiera, ¡No se pueden borrar 30 años de llamarse así, Señora Diputada!