Desde hace cientos de años se han generado diversas soluciones para manejar las aguas residuales y reducir su impacto en la población; datos de la UNESCO señalan que a nivel mundial el 80% de este tipo de agua retorna a los ecosistemas sin ser tratada. Esto significa que hay mucho camino por delante para llegar a aprovechar los beneficios de un procedimiento que “es una pieza fundamental para el desarrollo sostenible”, indicó Juan Carlos Arce, Marketing Head de las Soluciones de Mejoramiento de Agua de Grupo Rotoplas.
Las aguas residuales provienen de las descargas de todo tipo de uso; por ejemplo, público, doméstico, industrial, comercial, de servicios, agrícola, pecuario, etcétera. Al pasar por una planta de tratamiento, el recurso hídrico atraviesa un proceso en el que se eliminan las sustancias contaminadas que contienen, lo que, en función del tipo de tratamiento, permite su posterior reincorporación a los mantos acuíferos o a los sistemas de agua potable.
De acuerdo con el experto, los beneficios que trae consigo el tratamiento y reúso de aguas residuales se puede dividir en tres aristas: ambientales, sociales y económicas:
- Ambientales. Contribuye a reducir la extracción de agua dulce, lo que disminuye el agotamiento de los acuíferos. Así mismo, el vertido de aguas residuales no tratadas puede tener un impacto negativo en la calidad del agua y elevar la temperatura de las zonas donde se desechan, afectando también la flora y fauna que se alimentan de estos cuerpos de agua.
- Sociales. El especialista indicó que la gestión eficiente de esta agua aporta indudables beneficios a la sociedad, en especial, en materia de salud pública. Al disminuir los desechos emitidos a los cuerpos de agua, consecuentemente reducen las enfermedades transmitidas por el suministro de agua dulce contaminada, tales como el cólera, la diarrea, la hepatitis A, la fiebre tifoidea y la poliomielitis. Además, debido a que las bacterias y las sustancias contenidas en las aguas residuales sin tratar generan gases y malos olores, su tratamiento reduce los riesgos ligados a enfermedades transmitidas por mosquitos como la malaria y la fiebre del dengue.
- Económicas. Se trata de un mecanismo autosostenible que, de diversas formas, agrega valor a las industrias y otros sectores donde se cuenta con plantas de tratamiento y reúso, ya que la cantidad de agua que se puede reutilizar es proporcional a la demanda inicial, lo que reduce costos en materia de eficiencia energética. “No obstante —de acuerdo con el ejecutivo— más allá de este ejemplo, implementar las plantas de tratamiento representa una oportunidad para trasladarse del paradigma económico tradicional al de economía circular”.
Respecto al último punto, el representante de Grupo Rotoplas destacó la redefinición del agua residual, la cual, en un contexto global de estrés hídrico, pasa de ser un desecho para considerarse un recurso reutilizable. Además, esto se traduce como un ahorro energético, pues disminuye los requerimientos de energía utilizados en la obtención y distribución del agua extraída de fuentes naturales.
Finalmente, de acuerdo con el especialista, implementar estrategias que partan de la premisa de la finitud de este recurso, posibilitará la restauración de las cuencas y de los ecosistemas, lo cual, a su vez, asienta las bases de la sostenibilidad a nivel social. “En otras palabras, impulsar tecnologías cuyo fin sea gestionar los desechos de una manera más circular, como lo son las plantas de tratamiento, tendrá un impacto en cada uno de los pilares del desarrollo sostenible, es decir, en la esfera medioambiental, económica y social”.