Feliz sábado a todos, aprendamos un poco del legado de solidaridad y éxito de la Señorita Socorrito Romero Sánchez.
La diputada Mónica Caballero Garci-Crespo, quien se cambió el nombre por Olga Lucía Romero Garci-Crespo para arrebatar la herencia de la Señorita Socorro Romero Sánchez, ha dado muestras de su ambición y escasa calidad moral.
Los nulos principios morales y religiosos poco empataban con la noble forma de ser de Socorrito Romero. Para la entrañable empresaria, la ayuda desinteresada y el trabajo arduo fueron indispensables.
Ayudó a cientos de personas. Desde amas de casa, vecinos, trabajadores, campesinos, instituciones públicas y privadas de beneficencia, entre muchos más. Todo aquél que se acercó a ella, con nobles intenciones, en busca de ayuda, encontró la solidaridad y el franco apoyo de esta excepcional mujer.
La Monina poco sabe de filantropía, jamás ayuda desinteresadamente, como lo hizo siempre Socorrito. La Señorita tenía muy en claro que alardear de las buenas acciones era innecesario. Con el único con el que saldó cuentas fue con Dios.
Ayudar mirando a quién, bien pudo ser el lema fe la Señorita porque jamás compartió su fortuna con personas nefastas. Por eso ahora está clase de personas quieren adueñarse de su herencia por medios turbios. No hay trabajo que respalde el merecimiento de esa herencia por parte de la Garci-Crespo o de alguno de sus aliados.
Que quede claro, así como el hábito no hace al monje, el apellido no les da derecho a una herencia que no trabajaron, como sí la trabajaron los herederos , quienes además vivieron toda su vida con la Señorita, eran su familia por sangre, cariño y legado. Hoy día son Estela Romero, Miguel y Alfonso los estandartes del trabajo empresarial y filantrópico de la Señorita, que ojalá pronto pueda descansar en paz.