Por Felipe Vega, Fundador y director general de CECANI Latinoamérica, empresa de capacitación de asociaciones civiles y otras figuras no lucrativas.
¿El trabajo es disfrutable? Si se asume que si los demás creen que posee mayor calidad, pero el trabajador admite que está dispuesto a que paguen menos por ello, La paradoja del disfrute laboral está llena de sin sentidos.
Si se asume de manera literal, como generalmente ocurre, existe un credo pernicioso en la Biblia: trabajarás con el sudor de tu frente, metáfora que alude a transformaciones arduas, desgastante, insatisfactoria inclusive. Trabajo como sinónimo de carga, fatiga, extenuación y “sacrificio”.
El mercado peer-to-peer está lleno de personas que disfrutan de los productos que crean y los servicios que brindan, ya sea para artículos vintage hechos a mano en Etsy o servicios profesionales a tiempo parcial en Upwork. Pero este disfrute lo consideran inapropiado.
Hace algún tiempo, en una feria de arte, Jake Teeny tuvo una conversación desconcertante con un artista que mostraba sus pinturas.
“Me decía lo mucho que disfrutaba haciendo una pintura específica”, dice Teeny, “pero se contuvo y agregó: ‘Pero le puse mucho trabajo y me llevó mucho tiempo hacerla’. Como si tuviera que justificar el hecho de que disfrutaba haciéndolo o podría desacreditarlo”.
Nuestra percepción de cuánto disfruta alguien al realizar un producto o brindando un servicio, su “disfrute de la producción”, ¿puede afectar cómo vemos la calidad de ese producto o servicio?
Disfrutar el proceso de elaboración lo asociamos a pensar que lo hizo de manera casual o que no se lo tomó tan en serio. No hay un “sacrificio”, un esfuerzo. Lo desestimamos entonces.
Incluso, esta percepción puede llevarnos a creer que la calidad del producto es menor y, potencialmente, hacer que queramos pagar menos por él.
Para comprender el vínculo entre cuánto disfruta alguien haciendo un producto y la percepción de la gente sobre su valor, se realizaron varios estudios sobre las interacciones entre compradores y vendedores para una variedad de productos y servicios.
En general, los estudios mostraron que los compradores en realidad asociaban el disfrute de la producción con una mayor calidad y valor del producto, lo que aumentaba la cantidad que estaban dispuestos a pagar por él. Sin embargo, los vendedores a menudo cobraban menos por los productos y servicios que les gustaba ofrecer, a pesar de que también creían que eran de mayor calidad.
Se descubrió que al mostrar el disfrute de la producción se tenía una tasa de clics 40 por ciento más alta y un costo por clic 17 por ciento más bajo que el anuncio idéntico que no mencionaba el disfrute de la producción.
En otro estudio, los investigadores repartieron brownies en una feria del campus universitario. Más de 300 personas se detuvieron para elegir uno de los dos brownies hechos a mano a cambio de participar en una breve encuesta.
Aunque los brownies eran idénticos, cada uno tenía una nota diferente del pastelero. Uno indicaba un alto disfrute de la producción (“Realmente disfruto haciéndolo”), y el otro, una alta popularidad (“Es un artículo muy popular”).
Los resultados mostraron que las personas eran más propensas a elegir el brownie que indicaba un alto disfrute de la producción y lo calificaban como de mayor calidad en comparación con el otro (idéntico).
En otras palabras, mientras que los compradores estaban dispuestos a pagar más por un alto disfrute de la producción, los vendedores estaban dispuestos a cobrar menos.
Esto porque cuando alguien disfruta del trabajo, puede ver la satisfacción emocional como parte de su compensación y, por lo tanto, cobrar un precio más bajo.