Si los muertos pudieran tomar venganza, seguro los padres de Caballero Garci-Crespo regresarían del más allá a reclamarle a la diputada…
Salió a la luz en días pasados la cada vez más persistente duda de la verdadera paternidad de la diputada Mónica Caballero Garci-Crespo, quien hoy se autonombra frente a la opinión pública como Olga Lucía Romero Garci-Crespo.
Son 3 los registros civiles a nombre de una misma persona, salidos a la luz a partir del proceso de investigación de los abogados del caso Socorro Romero Sánchez. El primero de Francisco Romero Bringas, sobrino real de la Señorita Socorro. 5 años después apareció Edmundo Caballero finalmente, un registro donde el padre es Genaro Vázquez Rojas.
En Tehuacán la diputada, por más de 30 años se conoció como Mónica Caballero Garci-Crespo. Cuando le convino recuperar el nombre del primer padre que la registró como hija biológica, renegó del apellido Caballero.
En el juicio de nulidad, por cierto, acusa a Edmundo Caballero de falsear declaraciones al afirmar que él era su padre biológico cuando no lo era. ¡Qué fácil acusar a los muertos, diputada!
Tanto Francisco Romero en 1971, como Edmundo Caballero LA REGISTRARON COMO HIJA BIOLÓGICA. ¿Por qué tendría Mónica que decir la verdad? Si las mentiras son su pan de cada día… Ahora hay una duda legal que inclina la balanza a favor de la parte defensora en el caso hereditario de Socorrito Romero Sánchez.
¿De quién es hija realmente la Monina? ¿Realmente tiene derecho a reclamar la herencia de la hija predilecta de Tehuacán? La calidad moral de la política queda clara con sus actos ilícitos.
Si lo observamos bien, todas las artimañas de esta señora se basan en decir que ¡los muertos la regaron! Socorrito estaba dopada, el verdadero padre era Francisco Romero, ¡Caballero era un mentiroso! ¡Ahora resulta que Santa Mónica Caballero (nombre que usó por 35 años) es la única que dice la verdad! Es ridículo pensar que alguien puede creerse esas argucias, con la dudosa reputación de la Monina…