Por Jorge Manrique, Rector del Colegio Jurista y director general de Gobierno de Calidad, consultoría de políticas públicas
Las innovaciones en la tecnología se emplean para solucionar diversos problemas sociales.
Se documenta, por ejemplo, que los datos sobre el tráfico sexual, proporcionan información sobre cómo dirigir los recursos preventivos y correctivos en las áreas donde las víctimas están atrapadas. En otro caso, las herramientas de aprendizaje automático ayudaron al gobierno griego a identificar a los viajeros infectados por COVID-19 en casi el doble del volumen respecto a las pruebas aleatorias convencionales.
La analítica, asimismo, puede corregir percepciones erróneas de larga data, como el papel de los medios en la formación de la opinión pública, donde las transmisiones de televisión, más perniciosas que las redes sociales para vender informes sesgados, según otro estudio.
El uso de la analítica para el bien social ya es una realidad. El “aprendizaje de transferencia”, una forma de aprender de diferentes fuentes de datos como anuncios en la web profunda, reseñas de consumidores, registros de impuestos y entradas de trabajadoras sexuales para crear una visión más holística del riesgo de trata, por ejemplo.
Los desafíos tecnológicos actuales se centran en descubrir patrones y extraer información de grandes flujos de datos.
Por su parte, la “innovación aplicada” para resolver problemas de relevancia social. Uno de esos esfuerzos es un proyecto llamado Penn Media Accountability Project, donde su equipo analiza grandes conjuntos de datos sobre el consumo y la producción de medios para tratar de comprender temas como el sesgo y la desinformación y sus efectos en la democracia.
Otro uso adecuado de la tecnología es determinar si la aplicación de la ley genera discriminación en algún momento o situación.
Al investigar las organizaciones policiales se cita mucha investigación académica en varios sectores, a menudo para afirmar que no había un sesgo sistémico. Esos hallazgos se basaron en los llamados “datos de parada” generados por los departamentos de policía que mostraron que en las paradas de tráfico, el uso de la fuerza contra civiles blancos y negros no fue tan diferente. Un desafío importante son los datos “extremadamente incompletos”.
Con los conocimientos obtenidos del análisis de datos, se tiene como objetivo garantizar que los oficiales que cometen mala conducta sean investigados y disciplinados por sus acciones.
En suma: existen infinitas posibilidades de incorporar tecnología para allanar caminos en las políticas sociales de distintas geografías. Una renuencia común para hacerlo es economías en vías de desarrollo es argumentar que “resulta costoso o inaccesible” el Big Data y otras soluciones tecnológicas.
Sin embargo, ya existen en el mercado diferentes soluciones ue pueden generar más y mejores resultados ante distintos desafíos de investigación e implementación de soluciones.
Sin embargo, no es la tecnología, por sí misma, la que allanará el camino a viejos problemas, sino el planteamiento y perspectiva que se tenga de cada uno de ellos y la manera e la que la tecnología podrá ejecutar lo que el conocimiento y experiencia ya plantearon a priori.