Cada persona que Socorrito ayudó fue como los hijos que nunca tuvo
La Señorita Socorrito Romero Sánchez decidió permanecer soltera y aún así, su instinto materno fue más grande, que el de muchas madres biológicas
Hoy día, la maternidad es una elección. Pero en la década de los 50, casi el 90% de las mujeres tenía hijos sin cuestionarse si quería o no. Socorrito fue una singular mujer, adelantada a su tiempo en todos los aspectos. Decidió ir contra los estereotipos de la época y consagró su vida a la vocación religiosa y al trabajo arduo. Evitó casarse y tener hijos para ayudar a un sinfín de personas que, hasta hoy, viven agradecidos con la bondad de la Señorita.
Como una verdadera madre, Socorrito cuidó de muchas niñas sin hogar, sin madre biológica, se encargó de vestirlas, de educarlas, a través de las fundaciones casas-hogar que apadrinaba con recursos económicos. Además, miles de adultos recurrían a ella en busca de ayuda cuando tenían un problema, como el hijo que busca consuelo en su madre, una luz que guíe sus caminos. Socorrito en verdad fue madre de muchas personas, sin haber parido jamás un hijo.
Su heredera, Estela Romero Bringas, fue la hija que nunca tuvo; y sus sobrinos segundos, los nietos que nunca tuvo. El primogénito de Estela Romero fallecido al cuidado de Socorrito fue reivindicado en los miles de niños que la Señorita ayudó durante tantos años. La tragedia vio la luz en la sonrisa de muchos niños huérfanos.
En cada persona que Socorrito ayudó, chicos y grandes, Socorrito desplegó su instinto protector, y todo el cariño de madre que guardaba. Fue la madre de familiares y extraños, de niños desprotegidos y de muchas personas que hoy la recuerdan con cariño. Socorrito fue una madre que cuida, ayuda, guía, y que supo poner límites y llevar a los suyos por el camino del altruismo y el esfuerzo diarios.